Mi taxi

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lunes, 18 de mayo de 2015

La Proximidad sensible. El sexto sentido.

 Nada más cansado que intentar escrutar la realidad con nuestros limitados sentidos. Aun así tenemos la esperanza de que, con la ayuda de nuestra tecnología, podamos meter, a grandes rasgos, la comprensión somera de la creación en nuestra cabeza.
 Para abarcar la realidad, nuestro cerebro sólo dispone de nuestros cinco sentidos, aunque hay quien piensa que existe un sexto sentido, que por razones evolutivas, hemos perdido o se nos ha atrofiado al dejar de ser presas o depredadores. Este es el de la Proximidad sensible que es la capacidad de percibir y ubicar el contenido del espacio que nos rodea, y por contenido se entiende todo lo vivo y lo inerte. Es decir, sin necesidad de los cinco primeros sentidos saber que hay algo o alguien detrás de nosotros, o al otro lado de la pared, o en la otra punta de la galaxia, según lo desarrollado que tengamos nuestro "sexto sentido".
 Todos los sentidos tienen un órgano que les habilita y por más que buscamos no encontramos el que corresponde a la proximidad sensible. Damos por hecho que, estando la proximidad sensible en el terreno de lo metafísico, su órgano correspondiente también lo estará y ya desde las primeras civilizaciones mesopotámicas, se atribuía el origen de capacidades similares a la proximidad sensible, a la glándula pineal."El tercer Ojo".
 Quién sabe si fuimos más elevados y hemos involucionado. Quién sabe si pensamos así porque somos más elevados y hemos evolucionado. Pero nuestro sexto sentido nos dice, que no somos el vértice de la pirámide en la cadena de depredación, y que por encima de nuestro nivel hay "otros" que nuestros cinco primeros sentidos no perciben.

jueves, 7 de mayo de 2015

Nuestra cuenta atrás hasta la expansión del Sol.




En contadas ocasiones la intimidad emocional más elevada del ser humano consigue perpetuarse y, casi siempre, lo hace en los dominios del arte. Una vez encontrado el medio de transmitir esa mezcla de sensaciones, emociones y consciencias, que no se pueden expresar a través de los medios habituales, el artista, que como todo ser humano mide el tiempo por la duración de su corta vida, olvida que su obra se sostiene en las leyes de la física: si escribe, el papel se descompondrá; si recita, su voz se la llevará el viento y si lo graba la interpretación sera reducida a frecuencias y vibraciones sintéticas; si pinta, da igual el soporte y el pigmento, también se desintegrará; si interpreta, por sí mismo o través de su avatar, la luz que alimenta nuestros ojos sólo será reflejada una vez y si lo graba sera la obra de un reproductor de imagen y sonido, no la suya. En este sentido, los escultores en piedra viva son la excepción porque, incluso los cementos y el hormigón, solamente duran quinientos años antes de convertirse en serrín y si eligen el vidrio no mas de cuatro mil. La piedra es parte natural del planeta y se mantendrá sólida sufriendo la erosión millones de años. Pero, como toda resistencia es inútil, ni nuestro planeta ni ninguna piedra resistirá a la expansión del sol, que engullirá la tierra cuando agote su hidrógeno en la fusión actual y comience a quemar su helio en la fisión que le espera. Al aumentar su tamaño miles de veces, seremos fagocitados por nuestra estrella, nosotros o lo quede de nosotros junto con el soporte físico del arte que contiene nuestro Ser más elevado, incluidas nuestras esculturas. Pero si quedara duda, también el sol se precipita lentamente hacia el centro de la galaxia, allí donde reina el agujero negro que la sostiene. Todo es cuestión de tiempo lineal, que según Einstein es sólo una invención práctica de nuestro cerebro. Después de todo tan sólo nos queda huir de este sistema estelar o aprender a cambiar la realidad con nuestra mente al modo de la audaz teoría de la matrix que tan familiar nos es, cómo si la hubiésemos "creado" nosotros mismos.